MARX S.XIX
un indudable influjo en la
vida y obra de Marx. La producción industrial transformó las ciudades y el
capitalismo generó una clase trabajadora asalariada. Marx conocía de cerca la
situación de las clase trabajadora y
participó activamente de en las luchas políticas de las clases
trabajadoras.
Es por todo ello que Marx
defiende una concepción materialista de la historia (materialismo histórico)
que describe al ser humano como un ser realizado socialmente, productor de su
propia vida y nacido en la historia. Se centra en la explicación de la historia
a partir del desarrollo de las fuerzas de producción, en las que destaca el
trabajo humano, que genera las formas de organización social, así como las
relaciones de los seres humanos con la naturaleza.
De esta manera, Marx afirmará
que los componentes sociales, políticos, etc, constituyen la superestructura
cultural, que depende y está determinada por la infraestructura económica. Ésta
se compone de las fuerzas productivas (medios de producción y los individuos o
fuerza de trabajo que utiliza dichos medios).Estos individuos o productores se
relacionan en su trabajo con los propietarios de los medios de producción en el
marco de unas relaciones de producción propias de cada estructura económica.
Por último el modo de
producción constituye la relación que en cada sociedad se establece entre las
fuerzas productivas y las relaciones de producción. Las fuerzas productivas
están en constante cambio, los modos de producción no son estables y con ellos
varían también las relaciones de producción. Por lo que este dinamismo se
traduce en un proceso de cambio de la superestructura en función de la
infraestructura.
Marx realiza una crítica al sistema
capitalista, ya que la propiedad privada
causa desigualdades sociales y alienación.
Marx distingue tres tipos de
alienación: la religiosa, la ideológica y la económica. De todas ellas, la más
determinante es la económica. La alienación económica, convierte al trabajador
en una mercancía. En el modo de producción capitalista el trabajador se
encuentra alienado, pierde algo que le es propio; pierde su fuerza de trabajo
en jornadas interminables, pierde el producto de su trabajo que ni aprecia ni
disfruta ya que se convierte en un objeto para el mercado; se pierde a sí
mismo, ya que es transformado en mercancía a cambio de un salario; y en
definitiva, pierde su existencia viviendo únicamente para desarrollar una
actividad agotadora.
Existen así, dos clases
sociales originadas en el trabajo: la que tiene la propiedad de los medios de
producción (clase capitalista) y la que únicamente cuenta con su fuerza de
trabajo (clase proletaria). Capitalistas y proletarios mantienen relaciones de
la más estricta jerarquía en la producción de las mercancías. Marx analiza
estas relaciones en “El Capital”. Para
entender dichas relaciones es necesario aclarar el concepto fundamental de su
pensamiento: la plusvalía.
Una mercancía es todo producto
intercambiable que tiene un valor de uso (utilidad específica que posee un
producto para satisfacer una necesidad determinada por medio del consumo-característica
cualitativa-) y un valor de cambio (tiempo de trabajo invertido más la
amortización de los medios de producción -constituye la dimensión cuantitativa
de la mercancía). Pero, el dinero obtenido por la venta de la mercancía es
superior a dicho valor (valor de cambio); por lo que se obtiene así un
beneficio: la plusvalía. Es el valor complementario del trabajo no pagado, del
que se apropia el capitalista. Este valor extra, apropiado por el capitalista,
es según Marx, fuerza de trabajo no pagada y contribuye a la acumulación de
capital por parte del capitalista.
El objetivo del capitalista consiste
en acumular cada vez mayores capitales por distintos medios: eliminación de los
competidores, intentando alcanzar un
monopolio; por el aumento de la producción, incrementando el trabajo sin variar
los salarios, o prescinde de obra de mano al sustituirla por más maquinaria. Esto último obliga a los
trabajadores a enfrentarse entre sí por un puesto de trabajo. Concluye así Marx que, a medida que el capital se
acumula en manos del capitalista más empeora la situación del obrero, más crece
su miseria. Esta situación es interpretada por Marx como una irracionalidad del
progreso del sistema capitalista.
Por otra parte, la ideología oculta
la alienación para que no se perciban los problemas reales de la sociedad. Las
instituciones vigilan el cumplimiento de las tareas fijadas de cada ciudadano y
mantienen así la paz social. La ideología es para Marx simple apariencia que
invierte la realidad. Para su desenmascaramiento, Marx propugna ver la realidad
tal como es: el sometimiento de la clase trabajadora por la clase dominante,
que dispone de los medios para imponer sus ideas de dominación.
La solución a la situación de
alienación que sufren los trabajadores solo se resolverá con la revolución
socialista. Para instaurar un nuevo orden social, habrá que modificar, mediante
un proceso revolucionario, el modo de producción. Con ello, se produciría la
emancipación de los trabajadores. El comunismo, será el estadio posterior a la
revolución.
El instrumento para eliminar
la propiedad privada de los medios de producción es la lucha de clases. Esta
implica en primer lugar tener conciencia de clase; es decir, la aceptación de
intereses comunes de los trabajadores, de forma que formen un grupo social
unido, consciente de su poder y de su situación. En segundo lugar organizarse
en un partido obrero que forme parte de una organización internacional.
El paso al comunismo presupone
una etapa de transición en la que le proletariado debe destruir las antiguas
estructuras capitalistas para llegar a una etapa definitiva: la sociedad
comunista. Para que se pueda transformar la sociedad clasista, del modo de
producción capitalista, en una sociedad sin clases, es necesario pasar por las
siguientes fases: en primer lugar, surge al etapa democrática, en la que le
proletariado, como consecuencia de la toma del poder político instaura su
dictadura; en segundo lugar, la etapa socialista, que presenta un carácter
plenamente económico, en la que se fomenta y desarrollan tanto la riqueza
social como los medios de producción, en esta fase se producirá la progresiva
abolición de las clases sociales. La tercera y última fase es la etapa
comunista, que se define por la abolición de la propiedad privada, la
desaparición de las clases sociales, la eliminación del Estado (defensor de los
intereses de una minoría), trabajo obligatorio para todos, y una organización
del trabajo racional y digno.
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